Uno de los objetivos fundamentales del marco de clima y energía para 2030 de la UE, es la reducción de al menos el 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero (en relación con los niveles de 1990).
Para cumplir con el compromiso europeo en España, según el informe de una prestigiosa consultora, se debería reducir las emisiones entre 14 y 88 MtCO2.
Este objetivo sólo se podrá alcanzar si el nuevo modelo energético pone en marcha simultáneamente diferentes palancas de descarbonización y una de ellas es la movilidad eléctrica. Los coches eléctricos deberían suponer para ese año entre el 7% y el 10% del total, lo que significa un ahorro de aproximadamente 40 MtCO2.
Pero no solo este dato avala la necesidad de un cambio, los beneficios de la implantación del coche eléctrico son claros, la eficiencia energética del vehículo eléctrico (VE) es casi el doble que el de combustión interna (MCI) y el ahorro en el consumo de un VE respecto a uno de MCI es elevado, independientemente del tipo de tarifa eléctrica que tengamos contratada para un consumo de 15.000 Km/año, se produce un ahorro aproximado de entre 700€ y 1500 €. Son cifras que van a más conforme van apareciendo más modelos de VE y se consolida si cabe más la tecnología.
Todo ello nos lleva a plantearnos la necesidad de una red de recarga del VE potente, implementando políticas de apoyo, refuerzo y promoción de la movilidad eléctrica como primer paso fundamental en un cambio de modelo energético y de sostenibilidad energética.
El vehículo eléctrico como nuevo consumidor de electricidad puede convertirse en un aliado para operar de forma más eficiente el sistema eléctrico y facilitar una mayor integración de las energías renovables, nuestro objetivo pasa inevitablemente por el despliegue rápido de una considerable cantidad de estaciones de carga que permita desplazamientos tanto de corto como de largo recorrido para los conductores de vehículos eléctricos.
Aunque el liderazgo de esta red de recarga debería recaer en el sector privado: por ahorro de costes, eficiencia, avance tecnológico, cambio e innovación; en la situación actual es muy difícil que esto ocurra, lo que nos lleva a que sea imprescindible la colaboración de las Administraciones Públicas, que deben de comprometerse con una apuesta real y potente por crear una red de puntos de recarga del VE, un proyecto tangible de consolidación e implementación de políticas de difusión, instalación y uso, dejando para un futuro próximo la rentabilidad de la misma. Solo así, se conseguirá modificar la percepción del ciudadano respecto al uso del VE.
Si tuviéramos una buena red de recarga el número de vehículos eléctricos que se venden en estos momentos sería mucho mayor. Y, en consecuencia, se conseguiría reducir la emisión de los gases impuesta por la UE para el 2030.
Sergio Pomar – CEO de INEL